Buenos días, tardes, noches a quien lo lea:
Les escribimos porque realmente nos sorprendió la noticia de Felipe Calderón del plan emergente de Calderón. Literalmente nos ha quitado el sueño y más por el hecho de que a últimas fechas hemos tenido momentos de reflexión (amigos y compañeros de la universidad) acerca de la época contemporánea, hacia donde nos dirigimos, qué va a pasar con nuestra generación y con las generaciones futuras, hacía donde queremos ir, qué busca el hombre, qué queremos encontrar, porqué hemos llegado a dónde estamos y para qué. ¿Qué cosa mueve al mundo si no es el dinero?
Es por ello que queremos compartir con la gente el sentir de algunos jóvenes preocupados no solo por sí mismos, o por el estado, el país, o el mundo, sino por toda la existencia de la humanidad. La historia nos ha enseñado cosas importantes, una de ellas es que siempre tienen que ocurrir cambios cuando hay un periodo largo de estancamiento y más cuando se está en crisis. En la historia existe la evolución de la raza, pero también la extinción de pueblos enteros, desaparecidos.
Es sorprendente –casi perturbador-escuchar de la boca del Presidente de México, Felipe Calderón, que nuestro país está cayendo en una crisis que afectará radicalmente la vida de todos y cada uno de los ciudadanos mexicanos, una crisis que llega desde el extranjero, desde el norte próximo y desde el otro lado del mar.
Lo anterior nos orilla a valorar estos últimos días como históricos, porque representan el punto sin retorno de la civilización. Vemos al presidente salir y hablarle al pueblo, con la voz débil cuando pronuncia “crisis”, de que algo se acerca rápidamente, que las cosas tienen que cambiar porque todo el sistema económico del mundo está obsoleto; ya comenzó una era de crisis mundial ha llegado lenta y dolorosamente para los más informados, porque ven acercarse al monstruo a lo lejos, lo gritan, lo temen, pero nadie los escucha por estar sumidos en la bruma de la apatía, ese monstruo llega abruptamente para los que no quieren verlo, llega espontáneo y brusco, nos dimos cuenta de esta realidad cuando ya estábamos ardiendo, ha venido a quemar nuestra serenidad.
Este impacto negativo que golpea al mundo entero, es tan asombroso y espeluznante como el anuncio de una guerra, porque parece no haber escapatoria ni trinchera donde parapetarse.Y hablando de guerras, alguien se ha preguntado ¿cómo se pueden luchar dos guerras al mismo tiempo que corresponden a dos planos sociales–aparentemente- tan distintos? ¿Puede seguirse una guerra contra el narcotráfico? ¿A qué se le dará más prioridad? ¿A la seguridad –suponiendo que aún tenga sentido esa palabra en la voz de nuestros gobernantes- o a la economía? Sólo hay que ponerse a pensar que si una de éstas no existe, el equilibrio de la sociedad y el mundo se quiebran, porque todo está conectado, no se puede pensar en la separación de las prioridades.
La economía de la mayor potencia mundial está cayendo rápidamente como un enorme edificio, en cámara lenta sobre nosotros, su estructura está debilitada y cediendo a cada segundo que transcurre, ¿Qué postura tomaremos ante esto?, esta crisis trae consigo un sinfín de consecuencias e implicaciones en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra sociedad, por ejemplo, hace que suba el precio del dólar y esto desemboca en el incremento al precio de todos los productos que se comercializan en nuestro país; la canasta básica se incrementa – hasta un 100 por ciento, dicen fuentes confiables-, con ello será mucho más difícil que lasf amilias subsistan, principalmente las de clase baja y media baja, esto traerá consigo la reducción del estatus socioeconómico de todos, el bienestar caerá violentamente, como a quien se le empuja por los escalones, con excepción, claro está, de los que más tienen, quienes se harán asquerosamente más ricos.
Como se dijo, las implicaciones que trae consigo este cambio histórico son vastas para poder enunciar una explicación satisfactoria en unos pocos renglones de opinión –para el curioso o incrédulo le invitamos a escuchar el mismo discurso presidencial-, pero debemos pensarlas todas y cada una como golpes a nuestra economía, seguridad, bienestar, plenitud y serenidad social –y para cualquier otro aspecto que a usted se le ocurra enumerar aquí, queda el renglón abierto para sus propias palabras nacidas de esa idea que esperamos usted albergue en su mente, porque es precisamente el momento en que debemos dar prioridad a la consciencia de nuestro entorno.
Estas informaciones nos hacen darnos cuenta de que durante los próximos 3 o 4 años, pasará algo en el mundo, entramos en una grave crisis y las personas, cada quien como individuo, tendrá que escoger para que llegue el principio de una nueva era.
El mundo ahora si será 'democrático', en el sentido de que si los más son aquellos que no salen a luchar por los demás (que es como parece ser la mayoría), empezará el principio de lo inminente, sabemos qué es, pero no todo el mundo se atreve adecirlo, nosotros simplemente lo reservamos a conciencia.
Benito Jiménez y Jesús Hernández